miércoles, noviembre 01, 2006

Pervigilium Omnium Sanctorum....Halloween



La víspera del 1 de noviembre coincidía con la festividad pagana celta del Samhain, que marcaba el final del verano y de las cosechas, para pasar a los días de frío y de oscuridad. En esa noche se creía que el dios de la muerte hacía volver a los muertos, permitiendo comunicarse así con sus antepasados. También era esta práctica habitual en el pueblo romano, que en febrero celebraban las fiestas de Parentalia y Feralia en honor de sus muertos y a finales de octubre unas fiestas menores en honor de Pomona, la protectora de los árboles frutales.

Durante la persecución del emperador Diocleciano hubo tantas muertes que no se podían conmemorar todas una por una. Así surgió la necesidad de organizar una fiesta común que pudiera rememorar a todos. Primero el Papa Bonifacio IV transformó el Panteón de Agripa (más imágenes aquí) dedicado a los dioses romanos en un templo cristiano y lo dedicó a “Todos los Santos” un 13 de Mayo , fue así que se comenzó a celebrar la Fiesta de Todos los Santos. Después Gregorio III (731-741) la transfirió al 1 de Noviembre y poco más tarde Gregorio IV (827-844) extendió esta fiesta a toda la Iglesia ordenando que fuera fiesta universal. Y como fiesta mayor que era requería una vigilia, precisamente el 31 de octubre, la noche de los muertos de los antiguos celtas. Esta vigilia se llamó All Hallow's Even (Vigilia de Todos los Santos) y con el paso del tiempo su importancia fue creciendo y su pronunciación fue cambiando hasta terminar en lo que hoy conocemos como Halloween. Aunque es una fiesta que cuenta con más de 2.500 años de antigüedad, aquí comenzó a celebrarse a mediados de los 80 debido a la influencia de las series de televisión americanas.

Es una noche de miedo, fantasmas, brujas, espíritus… seguro que habéis leido historias de fantasmas, (como El monte de las ánimas de Gustavo Adolfo Bécquer)y seguro también que todos recordáis aquella película que no os dejó dormir por la noche (bueno, vale tú no pasaste miedo) pero quizá penséis que esta literatura es más actual de lo que es. Ya los romanos nos dejaron historias de miedo y de fantasmas como esta….


Atenodoro y el espectro (Plinio, VII, 27)

Había en Atenas una mansión espaciosa y capaz pero con mala fama y pestilente. En medio del silencio de la noche un sonido de hierro se oía y, si prestabas mayor atención, primero más lejos se oía el estrépito de las cadenas, luego más cerca se oían.; enseguida aparecía la visión, un anciano flaco y de cuerpo escuálido, con una larga barba y cabello erizado. Llevaba y golpeaba grilletes en los pies, cadenas en las manos. Desde entonces sus habitantes pasaban en vela tristes y duras noches por el miedo. Seguía a la vigilia la enfermedad y, al crecer el miedo, la muerte. Pues durante el día, aunque la imagen había desaparecido, el recuerdo de la imagen estaba presente en los ojos y el temor era más duradero que la causa del temor. Por ello esta casa es abandonada, condenada a la soledad y dejada toda al prodigio. Se anuncia su venta o alquiler, por si alguien, desconocedor de tan gran mal, la quiere. Llega a Atenas el filósofo Atenodoro, lee el anuncio y, oído el precio, puesto que la baratura es sospechosa, preguntando se entera de todo lo del prodigio, y por ello aún más desea alquilarla.

Cuando llega el crepúsculo, ordena que se coloque el lecho en la parte principal de la casa y pide pábilos, pluma y luz y envía a todos los suyos a las habitaciones más interiores. Primero se oía el silencio de la noche, luego es golpeado el hierro, las cadenas se mueven. Atenodoro no levantaba los ojos, no soltaba la pluma, sino que continuaba su labor. Entonces va creciendo el ruido, se acerca, ya está como en la puerta, ya más allá del umbral se oye. Se gira, ve y reconoce la figura que le han descrito. Estaba de pie y lo llamaba con el dedo. Este, a su vez, hace una seña con la mano para que se espere un poco y de nuevo se dedica a las tablillas y la pluma. La imagen hacía resonar sus cadenas sobre la cabeza del filósofo. De nuevo se gira hacia la figura que le hace señas y sin demorarse levanta la luz y la sigue. Después que ha girado hacia el patio de la mansión, de repente se desvanece y abandona al acompañante. El filósofo pone en el lugar como señal unas hierbas y hojas arrancadas. Al día siguiente se entrevista con los magistrados y les aconseja que ordenen excavar aquel lugar. Se encuentran huesos encadenados y atados que había dejado un cuerpo podrido por el tiempo y la tierra. Los huesos recogidos son enterrados a cargo del erario. Después de esto la mansión, enterrados los manes de acuerdo al rito, careció de prodigios.

Es este un trabajo del grupo ARETE que nos ofrece la versión en latín y la traducción de esta carta de Plinio y de un pasaje de El asno de oro de Apuleyo, habla de muertos y brujas y también es escalofriante (que podéis leer entero en este enlace)

Y por si os ha sabido a poco os recomiendo también el libro ediciones Tilde, Historias de fantasmas y misterio de la Antigüedad.


2 comentarios:

Ana Ovando dijo...

Genial la migración. Ahora a etiquetar los artículos para que sean fáciles de encontrar.

Amparo Moreno dijo...

Si, poco a poco iré arreglando el pisito; es lo que tiene hacer mudanza...hasta que colocas todo en su sitio....

Gracias a tí magistra Ana, tus consejos me han guiado por este proceloso mar, y tí, Charo, que siempre me has animado a dar este paso y que me has dado el empujón final, hemos llegado a buen puerto.
Es evidente que la llama de Vesta sigue iluminándonos.