sábado, octubre 14, 2006

Idibus Octobribus. October Equus



En los Idus de Octubre, el 15 de octubre, continuaban las ceremonias de purificación y sacrificios para proteger el poder bélico de la ciudad que habían comenzado con el Tigillum Sororium, y que seguían con el Armilustrium.
Ofrecían una carrera a los dioses en acción de gracias y sacrificaban el caballo vencedor para purificar la ciudad con su sangre y protegerla dejando su cabeza como fetiche.
La escritora Collen McCullough en el último libro de su saga sobre la república romana, The October Horse que se ha traducido como El caballo de César, nos hace esta recreación del ritual:

"Los idus de octubre marcaban el final de la época de campañas, y ese día se celebraba una carrera sobre el césped del Campo de Marte, ante las Murallas Servias de la Roma republicana.
Los mejores caballos de guerra del año se enganchaban en pares a los carros y se conducían al galope; el animal del lado derecho del par ganador se convertía en el Caballo de Octubre, y el flamen Martialis, el sacerdote de Marte, el dios de la guerra, lo sacrificaba ritualmente con una lanza. A continuación le cortaban la cabeza y los genitales del caballo. Los genitales se trasladaban de inmediato al hogar sagrado de la Regia, el templo más antiguo de Roma, para verter allí su sangre, y se les entregaban a las Vírgenes Vestales, quienes los incineraban en la llama sagrada de Vesta; después esas cenizas se mezclaban con la masa de los pasteles que se ofrecían en el aniversario de la fundación de Roma por su primer rey, Rómulo. La cabeza decorada se arrojaba entre dos equipos de ciudadanos humildes, uno del barrio de la Subura y el otro del barrio de la Sacra Vía, que pugnaban denodadamente por su posesión, Si vencían los de la Subura, la cabeza se clavaba en la Torre Mamilia; si ganaban los de la Sacra Vía, la cabeza se clavaba en el muro exterior de la Regia.
En este ritual, tan antiguo que nadie recordaba su origen, lo mejor de Roma se sacrificaba a los poderes gemelos que la regían: la guerra y la tierra. A éstos la ciudad debía su fuerza, su prosperidad, su eterna gloria. La muerte del Caballo de Octubre era a la vez un duelo por el pasado y una visión de futuro"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como siempre, muy interesante y didáctico.
Gracias
Osculum