He encontrado en el blog Maikelnai's esta imagen, que me ha hecho exclamar ¡Es Dafne!. Ciertamente esté retocada o no es perfecta para recordar el mito de Apolo y Dafne.
En la mitología griega Dafne (Δάφνη, ‘laurel’) era una dríade (ninfa de los árboles), que fue perseguida por Apolo, a quien Eros había disparado una flecha dorada para que se enamorase de ella, pues estaba celoso porque Apolo había bromeado sobre sus habilidades como arquero, y también afirmaba que el canto de éste le molestaba. Dafne huyó de Apolo porque Eros le había disparado a su vez una flecha con punta de plomo, que provocaba desprecio y desdén. Durante la persecución, Dafne imploró ayuda al dios del río Peneo, quien la transformó en laurel, árbol que desde ese momento se convirtió en sagrado para Apolo.
Nos lo narra Ovidio en sus Metamorfosis, I 452-567, y también Garcilaso de la Vega se inspiró en este pasaje para su soneto
En la mitología griega Dafne (Δάφνη, ‘laurel’) era una dríade (ninfa de los árboles), que fue perseguida por Apolo, a quien Eros había disparado una flecha dorada para que se enamorase de ella, pues estaba celoso porque Apolo había bromeado sobre sus habilidades como arquero, y también afirmaba que el canto de éste le molestaba. Dafne huyó de Apolo porque Eros le había disparado a su vez una flecha con punta de plomo, que provocaba desprecio y desdén. Durante la persecución, Dafne imploró ayuda al dios del río Peneo, quien la transformó en laurel, árbol que desde ese momento se convirtió en sagrado para Apolo.
Nos lo narra Ovidio en sus Metamorfosis, I 452-567, y también Garcilaso de la Vega se inspiró en este pasaje para su soneto
A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos qu’el oro escurecían;
de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aun bullendo ’staban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos qu’el oro escurecían;
de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aun bullendo ’staban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!
¡Es Dafne, sin duda! Un hallazgo genial, Amparo, ya nadie podrá poner en duda el mito.
ResponderEliminarTe aseguro que me impresionó ver esa imagen. Como si la reconociera totalmente
ResponderEliminarMe quedo alucinada yo también al ver la foto,Amparo; maravilloso descubrimiento, de antología.
ResponderEliminarBesos